domingo, 24 de junio de 2012

Comiendo en el "Martín Berasategui"




      Tengo la gran suerte de que a mi mujer le gusta comer tanto como a mí. Para nosotros, "comer es lo más placentero que se puede hacer en esta vida con los pantalones puestos" (Karlos Arguiñano). Pues bien, a continuación, voy a hablar sobre la mejor experiencia gastronómica (almuerzo orgásmico, diría yo) que he tenido en mis 34 añitos de vida.
      Era 6 de junio de 2009, mi niña cumplía 33 primaveras y de regalo, pues, viajecito a una hermosa ciudad que ya conocíamos, San Sebastián, almuerzo en el Martín Berasategui y cena en el Akelarre de Pedro Subijana (de esto, ya hablaremos otro día), casí ná pa el body. Allá vamos!!!!!
      Desde Donosti cogimos un taxi, dirección Lasarte, un pueblecito que está prácticamente al lado. Llegamos al restaurante, que es un caserío típico de la zona, todo rodeado de verde en un entorno espectacular. Nada más llegar comienza el mejor servicio de hostelería que jamás he visto. Cada miembro del equipo del restaurante realiza su trabajo a la perfección. En ningún momento te sientes agobiado por el servicio y sin embargo, parece que leen tu pensamiento, saben lo que necesitas en cada momento, notas la seguridad del que se sabe maestro en su trabajo, son serviciales pero no serviles. Al contrario de lo que pasa en la mayoría de restaurantes, en los que el cliente siempre tiene la razón y es el que paga, manda y ordena como quiere las cosas, aquí no, desde el primer momento, notas que ellos (el servicio) son los que mandan, porque saben perfectamente lo que hay que hacer para que llegues al orgasmo gastronómico y entonces no te queda otra que dejarte llevar y disfrutar. Así que, el servicio, un 11 sobre 10.
      Ahora toca la comida...., uummmm... ¡Memorable! Me pongo de pie y aplaudo por donde pase este tío, un monstruo este Martín. El menú desgustación constaba de: 3 aperitivos, 8 raciones pequeñas y 3 postres. Todo el mundo que me conoce, ya sabe que yo soy muy tragón, pues de quedarme con hambre, nada de nada, simplemente perfecto, en calidad, en cantidad, en equilibrio de sabores, ... ¡Madre mía, se me hace la boca agua! Simplemente genial, así que, la comida, un 12 sobre 10.

      Después de casi 3 horas de velada gastronómica, disfrutando como un marranillo en un charco de barro, nos vino a saludar el mismo Martín, preguntándonos que tal habíamos comido. A mi se me caían las lágrimas y a punto estuve de darle un beso en los morros, jejejejejeje. La verdad, es que el tipo se ve muy cercano y estuvo muy simpático y nos firmó la carta del menú desgustación.
       Ahí van algunas fotos, la pena es que no le hicimos fotos a todos los platos, pero bueno, allí a lo que se va es a comer. Buen provecho.

Perlitas de hinojo en crudo, en risotto y emulsionado.
Ostra con clorofila de berro, rúcula y manzana; crema de lemon grass e hinojo y hierba Oxalis Acetosella.

Bombón de queso al aceite carabaña acompañado de endivias, jugo de cebolla roja con jamón y dados de ibérico.
Huevo de caserío con remolacha a la ensalada líquida de hierbas. Carpaccio de cocido vasco y queso.
Ensalada tibia de tuétanos de verdura con marisco, crema de lechuga de caserío y jugo yodado al "Pago de los Baldíos".

Pichón de Araiz hecho en asador con un hueso de pasta fresca cubierta con setas al cebollino, pequeños toques de una crema trufada.

Migas de carbón con yogur helado y pequeños toques ácidos de fresas, citronella y pasión.

      Para terminar este artículo, querría hacer unas cuantas reflexiones. La única lástima de este tipo de restaurantes, es que, debido a su precio elevado, no pueden ser disfrutados por todo el mundo que ama la comida, independientemente del nivel adquisitivo que se tenga. De todas formas, de los tres restaurantes con 3 estrellas michelín en los que he estado, este es el más económico (120 euros el menú degustación). Si miramos el trabajazo y la artesanía que tiene cada plato y el excelente servicio que te ofrecen, el precio es más que adecuado. Si alguien, amante de la gastronomía, ahorra 150 euros para gastárselos en una comida, sin duda, este sería el sitio. Una última reflexión sobre este tipo de restaurantes, es que, es fundamental no ser delicado y tener ganas de probar cosas nuevas, ir con la mente abierta, ya que si no te gustan algunas cosas pues lo más seguro es que no probarás unos cuantos platos y no disfrutarás de la comida en su plenitud y encima pagarás una pasta.
      Mil gracias Martín, por hacerme pasar uno de los mejores ratos de mi vida.
  




sábado, 9 de junio de 2012

MARATÓN DE SEVILLA 2012

      Después de unas cuantas medias maratones en mis piernas, me puse como objetivo, realizar una Maratón. Nada mejor que la maratón de Sevilla, para recorrer por primera vez la distancia de Filípides, 42 km y 195 m., ya que ésta es prácticamente llana.
Junto a mi mujer y mi niña, la noche antes de la Maratón, contemplando una de las obras, con las que han malgastado cientos de millones de euros nuestros políticos.
       A continuación la crónica de la carrera:
      Era 19 de febrero, 7 de la mañana, en Sevilla hacía un frío que pelaba aunque el cielo presagiaba que más tarde el sol pegaría de lo lindo. Me dispongo a desayunar junto con otros atletas que estaban en el mismo hotel, situado en el barrio de la Macarena. Dos vasos de zumo de naranja, una napolitana de chocolate, un donut y un vaso de leche con cola-cao, suficiente para no empezar a correr con el desayuno en la boca.
      Me dejo a mi mujer y a mi hija, durmiendo en el dormitorio y me voy andando hasta la salida ( 4 km a patita). Como siempre, llego justito a tiempo para dejar la ropa y estirar un poco y ¡ale!, a correr sin parar, unas tres hora seguidas.
      Debido a la aglomeración de gente, más de 5.000 corredores, tardo más de un minuto entre que se da la salida hasta que consigo cruzar el arco. Los primeros dos km se suceden entre parones y acelerones, hasta que por fín se aclara un poco la cosa y puedo coger el ritmo. Cuando llevo 4 km me doy cuenta de dos cosas: que me estoy meando vivo y que me molesta el calcetín, porque creo que llevo una arruga en la planta del pie, así que no me queda más remedio que parar, mear y mirar el calcetín, que al final estaba bien, supongo que todo esto se debía a los nervios de la carrera y de no saber si podría superar la prueba, pero bueno, después de vaciar líquidos, me centro, y comienza la maratón para mí con 5 km de retraso ¡A por ellos!
¿Dónde está Paco?

¡Al ataqueeeerrrr!!!!
      Paso la media maratón con 1h y 30 minutos y veo que me encuentro bien, esto me da ánimo para seguir con el mismo ritmo y creer que lo puedo mantener. De hecho, los kilómetros que más agusto y con más intensidad hice, fueron desde el 23 al 28 (creo que esos km corrí a bastante menos de 4 minutos el km), la verdad es que estaba pletórico. ¡Qué iluso! Lo peor estaba por llegar. Mis temores y dudas empezaron a hacerse realidad a partir del km 31, encarando una recta interminable, el Paseo de la Palmera, tras un avituallamiento personal de gel energético, se ve que el cansancio y la falta de acompasamiento respiratorio al intentar deglutir el gel, me llevaron a un "flato" que me mató a partir de ese momento. Nada más cruzar el puente hacia el recinto ferial me empezaron a pasar corredores a los que hacía un rato había adelantado y mi paso por el barrio de Triana fue un auténtico calvario, intentando acompasar el ritmo de la carrera para que se me quitara el flato. En el Km 38, me esperaban mis dos mujeres y entonces se produjo la anécdota de la jornada; justo de detrás de mi mujer e hija había una maricona histérica (detalle del que no me había percatado en ese momento), pues bien, al pasar junto a mis niñas, les lancé un beso con las pocas fuerzas que me quedaban... y el equívoco hizo aparición, la maricona se creyó que el beso iba dirigido hacia su persona y empecé a escuchar a mis espaldas, con gritos desaforados, ¡Venga guapetón, que tu puedes! y mi mujer, claro, meá de risa. Bueno, el caso es que después de ese punto, parece que el flato se estabilizó y mejoré algo mi rendimiento físico pudiéndo terminar los últimos 3 km con un poco más de decencia.

Justo antes de dar el beso "fatídico". A partir de aquí,con el animo de mis niñas, me hicieron sacar fuerzas de donde no había

¡Ya solo quedan 4 km!!!

      Al final terminé la Maratón con un tiempo oficial de 3h:07min:47seg. y con un tiempo real de 3h:06min:20seg. Haciendo el 567 de la general (más de 4.000 corredores terminaron) y el puesto 181 de mi categoría. Terminé absolutamente derrotado y destrozado físicamente, pero lo peor no fueron las más de tres horas de esfuerzo continuado, sino los 4 Km de vuelta a patita para el hotel, prácticamente no podía andar y llegué arrastrándome a la habitación.

      A pesar de todo, a nivel general, la experiencia fué positiva. En honor a la verdad, mi objetivo era bajar de 3 horas, pero era totalmente consciente de que sería muy difícil, porque nunca había corrido más de 29 km seguidos y no sabía como respondería mi cuerpo en una distancia tan larga y al ser la primera Maratón, tampoco puedes guiarte por las sensaciones, ya que no sabes regular el esfuerzo por el desconocimiento de la distancia. En fín, la verdad es que estoy contento con el resultado obtenido en mi primera experiencia en la larga distancia. Si descuento el tiempo que perdí en los dos primeros km, con innumerables parones y el tiempo que perdí con la meada y la supervisión del calcetín, casi rozaría las 3 horas reales.